Cuarta edición de uno de los festivales más interesantes de Reino Unido en cuanto a post industrial se refiere. No sólo por la ecléctica selección de proyectos internacionales que traen, sino por el entorno en sí mismo.
A pesar de lo remoto del lugar, contaba con dos puestos de comida, bar propio y puestos de varios sellos emblemáticos como Cold Spring Records, Oaken Palace Records o Endtyme Records. El encuentro reúne por dos días a un público muy variado, de diferentes edades y cuyo denominador común es la música extrema. Esta audiencia tan entregada hace especial cada minuto del evento. De hecho, al final de los conciertos, todo desemboca en un ritual de fuego en el centro de uno de los claros del bosque donde todos sacan su lado más salvaje.
Centrándonos en el tema musical, el primer grupo que pude contemplar fueron Blown Out de Newcastle. Herederos orgullosos de la psicodelia japonesa y de las guitarras ruidosas y ritmos pesados se metieron en el bolsillo al público más metalero. Los siguientes en aparecer fueron Shitwife con un impresionante despliegue técnico que mezclaba una batería acústica con sonidos de sintetizador que hicieron bailar hasta al técnico de sonido. Tras ellos salió el dúo de Londres GunCleaner con una puesta en escena mucho más estática y un sonido más cercano al industrial primigenio. Combinaron momentos de ambient industrial con un techno muy oscuro, bailable pero poco predecible ya que jugaron con las pausas y le sacaron un buen partido al equipo de sonido haciendo que algunos momentos del espectáculo fueran dolorosos para los tímpanos. Pero esto solo fue el entremés de lo que estaba por llegar.
El siguiente proyecto en tomar en escenario fue una mujer en solitario: AJA. Sin duda el mejor espectáculo visual del día ya que combinó sus composiciones de noise rítmico con una puesta en escena muy agresiva. Salió con un vestido hecho de papel higiénico y transparencias con la cara fuertemente maquillada de negro. Dijo que tenía preparada una sorpresa para la noche por el micro, puso en funcionamiento un láser estroboscópico y acto seguido salió a la zona exterior donde estaban las hogueras y se rebozó en el fango gritando como si estuviera endemoniada con los ojos ensangrentados y dando patadas. Volvió al escenario y comenzó a poner en marcha todos los sintetizadores que tenía sobre la mesa a un volumen incluso más salvaje que el grupo anterior. Cuando ya estaba contenta con el loop hipnótico que había generado se lanzó al público con el micrófono y continuó su ritual de gritos y auto agresiones hasta quedar completamente desnuda. Estaba claro que estábamos asistiendo a un aquelarre que ella misma dirigía. En un momento de total comunión con el público se lanza a un crowd surfing desnuda continuando con sus gritos y con la mayoría del público extasiado bailando. Impresionante fue la palabra más escuchada para describir lo que transmitió esta chica de Nottingham, y fue pronunciada por las bocas y plumas con más experiencia de la escena industrial británica.

El listón estaba muy alto, y fue complicado para los siguientes grupos mantener el mismo nivel energético. El siguiente en salir es el proyecto sueco Trepaneringsritualen. Le había visto hace tres años en el SE:UK Industrial Alliance y me pareció sublime. Salió con sus representativos candelabros y un velo negro que cubría completamente su rostro. Era ya de noche y un humo denso se adueñó del escenario que ahora tenía una pantalla gigante proyectando imágenes macabras y símbolos mágicos. Cayeron todos sus temas de ritual y dark ambient en menos de una hora, no hubo piedad ni parón alguno. Como remate final para una noche inolvidable tocaron las leyendas ochenteras londinenses Terminal Cheesecake. Pintas surrealistas como era de esperar de unos grandes devotos del LSD y sus propiedades artísticas. Una inquietante corona hecha con trozos de muñecas de plástico cubría la cabeza de uno de los guitarras, también se veían melenas largas e instrumentos modificados con taladros y cinta aislante. Fueron esa noche los representantes de dejar claro lo que significa experimental, dando un concierto totalmente improvisado y muy ruidoso. Neil Francis, su actual frontman no paraba de abrir los brazos y bendecir a todos los presentes mientras increpaba a los miembros de su banda para que tocaran más rápido.

Una velada perfecta que terminó con charlas hasta el amanecer frente a la hoguera que se había encendido en el bosque y algún valiente bajando al lago a probar sus propiedades medicinales. Esperamos que Andy de Black Forest Radio se anime a repetir la quinta edición el próximo verano ya que fue todo un éxito de participación.
Sergio A.
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